Las
emociones borbotean en mi pecho, tal como si la sangre hirviera por mis venas.
Ganas de reír, deseos de llorar. Mis manos tiritan solas en busca de emoción.
Las palabras son la única medicina para acabar con este mal de olas oníricas.
Desahogar el cerebro con pletórico empuje. Crear, deseos de inventar. Torrente
de ideas absurdas, incitadas por la inspiración. Curioso arte de vasto ingenio,
surcando los mundos dicotómicos de la realidad y la ficción. Ganas de escapar,
olvidarse de la subsistencia propia. Esconderse detrás de un ente ficticio.
Garabatear situaciones, retratar personajes, esbozar emociones. Vestir el mundo
con la palabra, hacer tangible aquello que se considera quimérico.
Porque mientras el mundo siga dando vueltas en su eje,
y siga trasladándose abriendo paso a las estaciones, mientras cada amanecer se
eleve el sol en el cielo y al anochecer las estrellas sigan colgando en su
reino, mientras el viento siga surcando las planicies, mientras los días de la
semana sigan siendo siete, mientras la humanidad siga odiando y amando a su
prójimo. La palabra
estará aquí, para ayudarnos a desbordar aquello que sentimos, que somos, y que
imaginamos.
Vivo detrás
de escritos, del olor a tinta, del rasgueo del lápiz sobre la hoja y del
sonido de los golpecillos en el teclado,. Mi hoguera, mi nirvana, las letras.
No podría vivir sin ellas, son mi alimento y empuje. Las palabras son mi único
bienestar, lo que motiva a perfeccionarme en el arte. Sin la imaginación el
mundo se hace un lugar aburrido, monótono y sin gracia.
Tal vez no
sea hoy una gran escritora, ni lo sea mañana tampoco, pero una se va
redescubriendo, puliendo cada grosero error literario, con el pasar del sinfín
de las pruebas y errores, entre borradores y aciertos. Y entre intento e
intento, uno va viendo lo que uno puede hacer, qué tan lejos se puede llegar
hasta ser alguien más integral en la literatura. Pues no vale sólo el talento
para ser bueno en lo que se hace, sino que se debe aplicar una gran cantidad de
esfuerzo para lograr algo que pueda considerarse digno para el mundo.
Escrito a principios del año 2007 (No me juzgue por esto, era una joven e ingenua escolar). Publicado (actualmente) en Retro.
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